De las aventuras y extravíos de Pierre "el ambigüo" copio la siguiente
iluminación melvilliana:
“…ya que tras considerar [Pierre] la infinita premura con la que el más
fiel retrato podía reproducirse por medio del daguerrotipo y recordar que, en épocas
anteriores, la copia de un rostro sólo era accesible a los aristócratas
acaudalados, llegó a la conclusión, por inferencia natural, que en vez de
inmortalizar a un genio, como en los viejos tiempos, un retrato fotográfico no
hacía sino actualizar a un asno”.